El trabajo con pacientes resulta muy enriquecedor, en varios sentidos, y a veces ocurren situaciones que ilustran muy bien algunos aspectos. En la jerga profesional hablamos de “viñetas clínicas” y resultan de mucha utilidad para compartir e ilustrar aprendizajes.
Si tengo la suerte de que ella lea este texto, le mando un agradecimiento especial a esta paciente que traté hace muchos años, ya que a través de esta experiencia aprendí, me sorprendí (ojalá nunca pierda esa capacidad que tantas cosas buenas trae a mi vida) y pude ilustrar luego para muchos otros pacientes un aspecto muy importante de la SEGURIDAD.
La protagonista de este relato es de profesión Policía, y en determinado momento, tenía que defender una tesina ante un tribunal de su centro de entrenamiento. Bastante nerviosa ella, le pregunté que necesitaba para enfrentar esa situación, y me respondió sentirse más “segura” cuando estuviera allí parada frente a los evaluadores.
Le pedí que me relate algún evento de su vida donde se haya sentido segura, y comienza a relatar una situación de violencia doméstica con características de gran dificultad, y conforme avanzaba yo iba pensando “seguro entendió mal”. Me explica que acuden a una casa por una denuncia de los vecinos, con niños y una mujer reducidos por un hombre, con un arma muy potente “con la que con una bala se atraviesan dos cuerpos”.
El agresor era tan violento y difícil de contener que en el momento en que sus compañeros intentaban reducirlo, logró fracturar la pierna de uno y una costilla del otro. Afortunadamente logran desarmarlo y apresarlo, mientras ella entra en la habitación en la que estaban la mujer y los niños para protegerlos, y el éxito final de la intervención es total. Yo recreaba mentalmente ese escenario de tanta violencia, peligro e inseguridad y me repetía mentalmente “me entendió insegura”.
Al finalizar el relato, le digo “¿y cómo te sentías segura en una situación así?’ y ella me responde “porque yo siempre supe lo que tenía que hacer”. Así de sencillo, la seguridad como una cuestión interna, que no depende de las condiciones externas, la seguridad como un atributo de uno con uno mismo.
Es imposible que yo en esa situación me pudiera sentir segura, y es bastante probable que ella se sintiera insegura frente a situaciones que yo atravieso por ejemplo en el trabajo con pacientes.
Hay muchos factores que inciden, la experiencia, el conocimiento, el tipo de situación a la que nos enfrentamos, y claro que en la construcción de este valor interno tienen que haber intervenido cuidadores y otras personas de referencia, pero una vez que uno lo ha logrado, nadie se lo puede arrebatar. Gracias a esta intervención policial, se logró que la mujer ratificara la denuncia, e intervino otro organismo estatal, y se pudo ayudar a cambiar la realidad de esa familia, incluso posteriormente mi ex paciente supo que esa señora llevaba años sin salir de su casa, por prohibición de su pareja, y a partir de este evento incluso comenzó a trabajar remuneradamente fuera de casa.
La seguridad también se entrena, y tengo la suerte como terapeuta de haberme formado en varias Técnicas basadas en las Neurociencias, capaces de generar una instalación o ampliación de Recursos, lo que suele resultar muy exitoso. Este tipo de intervenciones incluso son las que se utilizan hoy en Europa o EEUU para trabajar con deportistas de Elite.
En este caso tomamos la experiencia que tenía que atravesar (enfrentar al tribunal) y evocamos aquella exitosa en que se sintió segura. Con estimulación de su cerebro, logramos entrenarla para afrontar con éxito su nueva situación.
No deja de emocionarme este relato, con el que tanto además pude reflexionar y aprender.
¡Un abrazo a todos y cada uno!