Este término genera algunas confusiones, ya que hay algunas creencias populares, incluso propuestas terapéuticas que promueven el “desapego” o hablan del apego como algo negativo. De hecho se habla de Apego en términos populares como un sinónimo de Dependencia Emocional. Aquí nos dedicaremos a hablar del apego en términos psicológicos, y espero poder transmitirles la enorme importancia que tiene considerarlo, y abordar los temas humanos teniéndolo en cuenta.

Nacemos genéticamente preparados para conectarnos con nuestros cuidadores, que van a transformarse en nuestras “figuras de Apego”. El Apego será la base de seguridad que vamos internalizando desde pequeños y define nada más y nada menos que nuestra manera de vincularnos con el mundo. Vamos creando diferentes estilos de Apego con los distintos cuidadores, y el hecho de que sea una estructura moldeable, genera una gran oportunidad para los procesos terapéuticos, nunca es tarde para sanar el Apego (de hecho en Psicoterapia, una de las claves fundamentales del éxito de la misma, puede ser que el terapeuta opere de “tutor de resiliencia” del paciente).

El Apego tiene una relación fundamental con la regulación emocional, y en las etapas primarias de la vida, la interacción no sólo modifica al bebé, sino también a los cuidadores. Uno de los efectos más notorios que vemos en terapia con adultos es ver su transformación al convertirse en padres. Algunas generalizaciones que me parecen importantes:

🤍El Psicoanalista Jhon Bowlby fue el primero en hablar de Apego, al que definía como la “base segura de la construcción del ser humano” y decía que el apego era como un portaaviones, que en el medio del mar daba provisiones y combustible a los avioncitos. Los niños van haciendo pequeños vuelos, hasta que logran hacer sus propios vuelos, porque contienen su propio portaaviones dentro de sí.

🤍Por su parte el Neurólogo y Psiquiatra Boris Cyrulink (quien acuñó el término de “tutor de resiliencia”) dice que un niño puede resistir cualquier cosa que le pase, si está bien sostenido por la mano de su cuidador.

🤍Cuanto más saludable es nuestra estructura de Apego (generada de una especie de promedio entre los diferentes estilos de Apego de nuestros cuidadores) mayor facilidad tendremos para sentirnos conectados, que es lo que en definitiva satisface nuestro anhelo de sentirnos plenamente vivos.

🤍Los traumas en el apego, generan obstáculos internos que impiden experimentar la vitalidad y conexión saludables.

Nunca hay una base de apego interna “pura” y distintos autores manejan diferentes clasificaciones, utilizaré la más clásica, de John Bowlby, el primero en teorizar acerca del tema. El definió lo que denominó un Apego “seguro” y otro “inseguro”, dentro de este último diferenció tres subtipos:

👉🏼Seguro. El niño tuvo un cuidador capaz de sintonizar con él, y con sus necesidades básicas resueltas, pudo construir otras habilidades. Así será una persona con confianza en sí misma y en otros, con mayor facilidad para hablar de sus emociones, para autorregularse, resolver conflictos, y tenderá a ser más resiliente.

👉🏼Ansioso ambivalente. Basado en un cuidado imprevisible. Aquí el niño no confía en el adulto y crece con una sensación de incertidumbre e inseguridad. Probablemente genere una dependencia exagerada, falta de autonomía, con conductas de vigilancia, coléricas por momentos y de pasividad en otros. Tendrán miedo a las pérdidas, alternando entre la idealización y el rechazo, estableciendo fácilmente relaciones frustrantes, para no estar solos. Para regularse en ocasiones tendrán conductas de riesgo o consumo de sustancias psicoactivas.

👉🏼Evitativo. Tiene sus raíces en una no respuesta crónica por parte del cuidador. Son personas que tienden a evitar afrontar las situaciones, con miedo al rechazo o la agresión, y pueden mostrarse muy pasivas o confrontativas, evitando tomar contacto. De niños tienden a ser controladores y agresivos con sus pares,  por lo que suelen ser rechazados por los otros y por otros adultos.

👉🏼Desorganizado. Aquí la persona sufrió cuidados traumáticos, es decir abusos y/o maltratos de parte de los adultos cuidadores. Así carecen de estrategias para afrontar el trauma, y se muestran hipervigilantes y con conductas controladoras, y por momentos buscan una intensa proximidad, y luego una fuerte evitación. Tiene grandes chances de generar disfunciones patológicas importantes.

Estos últimos tres, ordenados hacia la mayor patología, nos muestran como las fallas en el Apego generan mayor desregulación y oscilaciones entre la pasividad y la agresividad.

Espero hayan disfrutado pensar juntos acerca de un tema tan fundamental. ¡Un abrazo a todos y cada uno!

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